miércoles, 30 de noviembre de 2011

Até já!!

Bueno, hoy es mi último día aquí, y resumir lo que han significado estos dos meses para mí en Mozambique, no es fácil y tampoco creo que sea necesario. Lo que sí puedo decir es que esta experiencia me ha hecho aprender, madurar, reir, llorar, valorar aun más lo que tengo en mi vida, conocer otra cultura y otras formas de vivir, tan válidas y sorprendentes como la mía, aprender otro idioma, conocer gente nueva que me aportó muchísimo con cada conversación o gesto, disfrutar de lugares mágicos, descubrir nuevos medios de transporte, nuevos platos y bebidas, música y bailes, ropas, constumbres y tradiciones, disfrutar del calor en noviembre y de una luna que no miente en el hemisferio sur... abrir mi mente hacia este gran mundo, tan diferente, pero tan parecido en su esencia según el lugar en el que nos encontremos. Porque en definitiva, el ser humano, sólo pretende sobrevivir lo más digna y felizmente posible. Y debería ser tarea de tod@s, hacer que esto sea una realidad para cualquier persona, de cualquier país, de cualquier raza, edad y sexo. Me doy pues por satisfecha, habiendo sido capaz de darme cuenta tan sólo de esto y espero que esta lección aprendida, nunca se me olvide y a partir de hoy, viva todavía más en función al convencimiento de que un mundo justo es posible y si cada uno tenemos presente esto en nuestras actuaciones podemos conseguir que así sea. El poder del cambio, la solidaridad, la justicia, la paz, no está en los políticos, está en el pueblo. Si las televisiones no nos muestran lo que pasa en Mozambique, igual personas de a pie, como yo en este caso, o podria ser cualquier otr@, tenga que venir hasta aquí para verlo con sus propios ojos y ser voz de ello en países del norte y desde allí actuar, pelear, recriminar, gritar, a los que votamos y nos representan, que en otras partes del mundo hay gente pasando hambre, siendo viej@ con 40 años, sin acceso a una educación básica...
Bueno, no quiero extenderme ni alterarme más, no es el momento.
Sí agradeceros vuestra compañía durante esta aventura; Saber que me leíais desde casa y vuestros comentarios han sido muy reconfortantes para mí. Os quiero mucho amig@s, familia, enamorado, jeje, y os he tenido presentes en todo momento. Gracias por entenderme y apoyarme siempre. Tengo que reconocer que estoy algo triste, que me da pena que esto termine, pero por otra parte, estoy deseando veros a tod@s y abrazaros.

lunes, 28 de noviembre de 2011

TODO PASA POR ALGO




Mi madre siempre me dice, todo pasa por algo hija. Y puede ser que mi destino, si es que existe tal cosa, no haya tenido el detalle de ofrecerme esta experiencia sólo para mi disfrute y aprendizaje, personal y pofesional.
Como cada hecho en la vida, una serie de intereses, ilusiones, circunstancias y decisiones encadenadas, fueron las que me trajeron hasta este país. Un curso de medicina tropical en la facultad de medicina en Badajoz en el 2009, me permitió conocer a Joaquín Gascón, jefe de servicio de la Unidad de Medicina Internacional del Hospital Clinic. A través de él, pude conocer que existía la opción de ir allí a formarme en lo que de siempre me habia apasionado. En Barcelona pasé dos meses de verano del 2010 y fue allí, de forma inesperada y casual, o eso pareció, donde me hablaron del proyecto que tenian en Mozambique, del CISM, de Manhiça y de la posibilidad de venir a rotar aquí. Tras la entrevista personal y decidirme a aceptar tras la aprobación de los que me seleccionaron, aquí me planté un año después.
Y ahora, a punto de terminar esta experiencia, una se pregunta qué es lo que pudo realmente traerle aquí, cual era el verdadero sentido de este viaje, y las reflexiones, aún por asentarse, me conducen a pensar, que fuera del enriquecimiento personal, de aclararme en ideas, madurar y cerciorarme de algunas y confundirme y desencantarme con otras, ver que la realidad del trabajo en terreno no es para nada fácil, conocer algunas de mis posibles limitaciones, también de descubrirme habilidades y virtudes que fuera de situaciones como las que viví aquí no hubiera podido conocer. Y además también de permitirme conocer Mozambique, su cultura, sus paisajes, su gente. Aparte de todo esto, que ha sido increible para mí, hay algo más, algo de lo que hasta ahora, apenas he hablado, pero que siento, me atará a partir de ahora a este país, y hará que esta experiencia se prolongue y no quede en lo que hasta el día de mi vuelta y posteriores relfexiones y recuerdos en casa, será.
Se trata del Orfanato "Hope for the future", que aún con ese anglosajón y poco atractivo nombre, a mi gusto, me ha enganchado enormemente. Se trata de 26 niñ@s, al cuidado de Marta, fundadora del mismo, que gracias y solamente a la ayuda de personas que de forma particular hacen sus donaciones, puedan sobrevivir de forma medianamente digna, estos que fueron víctimas de una horfandad temprana por las causas que asolen a este país, en su mayoría VIH.
Espero que el proyecto que hay en mi cabeza, no se desarme y podamos hacer mucho por mejorar la vida de estos niñ@s y otros que viven su misma realidad. Quizá este tiempo aquí, también me ha hecho tener la percepción de que la cooperación a pequeña escala, consigue mas cosas que la gran cooperación, o al menos, el modo en que se trabaja en este sentido, vaya más con mi estilo y mi ética. Cuento con el apoyo y el respaldo de Movimiento Páramo ONGD, sin duda alguna con la de tod@s vsotr@s y válgame esta entrada también como propio compromiso personal.
Hablaremos y actuaremos sobre esto.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Saudade

Saudade, es una palabra en portugués que viene a significar añoranza, nostalgia, morriña. Y es esto lo que yo sentia los primeros días aquí, en Mozambique y que curiosamente, ahora, cuando me falta una semana para regresar a casa, también siento, pero de lo contrario. Tenho saudade de volver y echar de menos el cielo de Africa, con su color naranja a la hora del atardecer que lamentablemente no podemos disfrutar de la misma forma en España. Tenho saudade, y aún estoy aquí, de las empleadas del centro, Isaura y sus colegas, con las que todos los días me echo unas risas, e intento hacer entender que no pasa nada por ir a una fiesta sola sin mi "marido", a pesar de que baile con otros hombre incluso, o por no tener hijos a pesar de tener los 30, entre otras cosas, y a veces comparto el almuerzo en la cocinita de encima y les doy a probar de mis platos. Tenho saudade de mi cuarto, que ha sido mi pequeño y particular hogar aquí. Tenho saudade de Lúcia y las demás pacientes del cuarto de la enfemaría de adultos, que a pesar de ser duro por el mal estado de su salud, consiguen día tras día hacerme disfrutar y que me enorgullezca de mi trabajo y de tener la dicha de haber podido trabajar con ellas y otros tantos aquí. Tenho saudade de mi gran amigo Carles, catalán de nacimiento y devoción y buena persona de corazón, que tan buenos momentos me está haciendo pasar aquí. Y de los demás compis molungus, que desde el pricipio me acogieron como una más para que me sintiera como en casa: Reyes, Raquel, Pau y familia, Miguel, María, Oscar, y a todos los que han pisado Manhiça de forma fugaz mientras he estado aquí. También tenho saudade de Tasmiya, mi vecina de cuarto durante los dos meses y con la que he tenido conversaciones personales que nos han hecho aprender a las dos mucho. Y de Sergio, la representación masculina en el predio (edificio de los cuartos del centro) con el que también he compartido almoços y jantares (comidas y cenas) en la cocinita de encima, con sus respectivas charlas que me han hecho conocer más Mozambique y su cultura. Tenho saudade de Odete, la cocinera del centro. Y del Dr. Sozinho, Dr.Pita, Técnica Magdalena y mis compis estagiarias estudiantes de medicina, Marta y Yagna, que tanto me han enseñado con su trabajo diario. Y de la dueña del Papú, donde compro todos los días el pan, y que no vez que no me pida una dieta para adelgazar: Doctora, tem que dizerme como posso fazer para ficar delgadinha como voçe!! Y me saca la colección de galletas que vende para preguntarme cual engorda menos, jajaja. Tenho saudade de las chapas, de las playas, de los niñ@s descalz@s jugando con sus coches hechos de alambre y latas de coca-cola, de la xima y el frango grelhado, de las kapulanas, del mato, de los motoristas y porteros del CISM y que tan amablemente me saludan todos los días y agradecen con una sonrisa mi saludo: bom día doctora, obrigado; boa tarde doctora, obrigado. Han sido casi dos meses, pero que han pasado muy rápido. Al prinpio, los días eran largos, pero rápido me resultó fácil adaptarme a este lugar, a este entorno, a este país y a su gente. Y es curioso, como a pesar de los momentos malos, uno siempre se queda con lo bueno y no quiere que termine. Pero esto no es una despedida, no sólo porque aún me queda una larga semana por delante que disfrutar a tope, sino porque tengo seguro que volveré, no sé cuando, pero sé que volveré a Mozambique. Quedan muchas tareas pendientes...